martes, 1 de noviembre de 2011

Pedro de Ribadeneyra

Pedro de Ribadeneyra  (nacido en el siglo como Pedro Ortiz de Cisneros) (Toledo, 1526 - Madrid, 1611), fue un jesuita biógrafo, historiador de la Iglesia y escritor ascético manchego del Siglo de Oro, que adoptó el apellido de su abuela materna, oriunda de la Riba de Neyra (Galicia).

En 1539 viajó a Roma en el séquito del cardenal Farnesio y allí conoció a San Ignacio, quien lo convenció para que entrara en la Compañía de Jesús y lo tuvo siempre entre sus preferidos. Fue profesor de retórica en Palermo (Sicilia) y cumplió misiones de la orden en otros puntos de Italia. Marchó a París a completar sus estudios. Introdujo a la Compañía en Bélgica (1556) y estuvo algún tiempo en Inglaterra en tiempo de María Tudor. Realizó distintas misiones diplomáticas por Italia, Francia y Flandes, y adquirió gran fama como predicador. A los cuarenta y ocho años, cuando era ya asistente por España y Portugal del general de la orden, se retira a Toledo, aparentemente por razones de salud, para comenzar a redactar su obra, que continuará tras instalarse en Madrid en 1589. Aunque escribió obras en latín, muchas de ellas las tradujo él mismo al castellano.

Obras

Es autor de una importante bibliografía especializada de escritores jesuitas, con el título de Illustrius scriptorum religionis Societatis Iesu catalogus, (Amberes, Plantin, 1608, aunque algunos afirman hubo una edición previa en 1602), tarea en la que fue ayudado por su amigo y correligionario Juan Moreto, que realizó los índices. Se hicieron en vida suya varias reediciones ampliadas, una en Lyon, 1609, y otra en Amberes, 1611.

Entre las biografías que escribió destaca la de San Ignacio de Loyola, que conocía bien. La redactó primeramente en latín (1572) y luego en castellano (1583), y fue rápidamente traducida al alemán, francés, italiano y flamenco. También escribió las biografías de San Francisco de Borja o Borgia y del padre Diego Laínez (1594). En 1599 y 1601 aparecieron los dos volúmenes de su Flos sanctorum o Libro de las vidas de los santos, que alcanzó mucho éxito. Fue también muy popular su Historia eclesiástica del cisma del reino de Inglaterra (Madrid, 1588), donde utiliza fuentes de otros autores, pero también su propia experiencia, ya que estuvo en Inglaterra y trató a católicos ingleses perseguidos que se habían refugiado en Bélgica; esta obra inspiró La cisma de Ingalaterra de Pedro Calderón de la Barca. También compuso obra política: Tratado de la religión y virtudes que debe tener el príncipe cristiano para gobernar y conservar sus Estados. Contra lo que Nicolás Machiavelo y los políticos de este tiempo enseñan (Madrid, 1595), donde se oponía a la razón de estado de Maquiavelo.

Como escritor ascético su obra más significativa es el Tratado de la tribulación (Madrid, 1589), de sesgo senequista, donde propone remedios contra la adversidad, que por entonces tenía ya reflejo histórico. Es una obra escrita en prosa admirable, recorrida por un viento de tristeza que produce en momentos cumbres de belleza. Además, escribió un Manual de oraciones para uso y aprovechamiento de la gente devota. Tradujo además Las Confesiones del glorioso doctor de la Iglesia San Agustín, traducidas de latín en castellano, 1596. Parte de sus escritos se contiene en Las obras del P. Pedro de Ribadeneyra de la Compañía de Jesús, agora de nueuo reuistas y acrecentadas. Madrid, 1595, otra edición en 1605, reimpresas en la BAE (Madrid, 1945).

Bibliografía

Diccionario de literatura española, Madrid: Revista de Occidente, 1964 (3.ª ed.)


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