martes, 1 de noviembre de 2011

Juan de Valdés

Juan de Valdés (Cuenca, 1509 - Nápoles, 1541) fue un humanista, erasmista y escritor manchego del que son pocas y vagas las noticias que se tienen en cuanto a sus primeros años, no así en todos los demás. Estudió en Alcalá de Henares y a principios de 1528 comenzó su correspondencia con Erasmo de Rotterdam. Entró al servicio del marqués de Villena, periodo decisivo en su formación religiosa. Al aparecer su primer libro, Diálogo de doctrina cristiana (Alcalá de Henares, 1529), se le denunció ante la Inquisición, por lo que decide trasladarse a Italia, donde residió hasta el fin de sus días, habiendo sido gentilhombre de capa y espada en la Corte de Clemente VII.


En 1534 marcha a Roma y un año después a Nápoles, en ambos lugares como agente político del emperador, si bien debió de serlo por poco tiempo, puesto que fue víctima de la reacción antierasmista de la Inquisición española. En Nápoles trató a Garcilaso de la Vega, miembro de la Academia Pontaniana. En los años que siguieron hasta su muerte escribió copiosamente consideraciones piadosas, trabajos exegéticos, traducciones parciales de la Biblia y algunos diálogos destinados a aclarar conceptos y ampliar las conversaciones que tenía con los adeptos a sus doctrinas religiosas en la tertulia que mantuvo en su casa, un verdadero círculo de reformistas y religiosos alumbrados. Todos esos trabajos manuscritos fueron conservados y transmitidos por la más famosa de sus discípulas, Giulia Gonzaga.

En su casa recibió, entre otros, al arzobispo de Otranto Pietro Antonio di Capua, Galeazzo Caracciolo, Caterina Cybo, al vicario general de la orden capuchina Bernardino Ochino, al obispo de Bérgamo Vittore Soranzo, Bartolomeo Spadafora, al obispo de Cheronissa Giovanni Francesco Verdura, Pietro Martire Vermigli. Según testimonio rendido el 7 de marzo de 1564 por Francesco Alois, condenado como luterano, entre los simpatizantes de Juan de Valdés cabía incluir también a Nicola Maria Caracciolo (1512-1568), obispo de Catania, que en el texto de su sínodo diocesano, escrito en lengua vulgar, demuestra una espiritualidad cercana a la de los alumbrados. Pero los más destacados fueron Pietro Carnesecchi, Marcantonio Flaminio, Mario Galeota, amigo de Garcilaso, y la ya citada Giulia Gonzaga.
Con ser Nápoles, en aquella época, una ciudad española, faltaban libros para aprender el castellano, y parece que al escribir su Diálogo de la lengua, Valdés trató de complacer a un grupo de amigos que deseaban perfeccionar el conocimiento del castellano; esta es su obra cumbre, compuesta hacia 1535 y que no llegó a ser impresa sino ya en pleno siglo XVIII, cuando el ilustrado Gregorio Mayans y Siscar lo editó como apéndice en sus Orígenes de la lengua española, 1737, aunque con el título de Diálogo de las lenguas. Contiene toda suerte de juicios sobre cuestiones normativas de la lengua castellana más pura, estimando como tal la de los refranes y mostrándose muy opuesto a Antonio de Nebrija, a quien consideraba demasiado afectado de andalucismo. En cuanto al mejor estilo, se muestra plenamente renacentista al escribir:

El estilo que tengo me es natural y sin afectación ninguna. Escribo como hablo; solamente tengo cuidado de usar de vocablos que signifiquen bien lo que quiero decir, y dígolo cuanto más llanamente me es posible, porque, a mi parecer, en ninguna lengua está bien la afectación.

Su nombre, junto con el de su hermano Alfonso, se ha barajado como uno de los posibles autores del Lazarillo de Tormes, pero las pruebas son poco sólidas y prácticamente se puede descartar tal idea, ya que en la actualidad la crítica se inclina por la autoría de don Diego Hurtado de Mendoza.  Por lo que toca a sus inquietudes religiosas, que fueron las que más ocuparon sus escritos, se encuentran a medio camino entre el catolicismo y la reforma luterana y llegaron a tener gran resonancia en Europa, de forma que incluso se atribuye a Valdés y en especial a sus discípulos, los llamados valdesianos, la entrada del protestantismo en Italia.

Obra

Diálogo de la Lengua (escrito en 1533; primera impresión, Madrid, 1737; reimpreso en 1860, 1873).
Qual Maniera si devrebbe tenere a il jornare ... gli figliuoli de Christiani delle Cose delta Religione (sin fecha ni lugar; anterior a 1545, puesto que fue usada por el traductor italiano del Catecismo de Juan Calvino, 1545). No se conoce original español.
Trataditos, Bonn, 1881, de un manuscrito de la Librería Palatina, Viena; en italiano, Cinque Tratatelli Evangelici, Roma, 1545; reimpreso en 1869 en inglés por J. T. Betts, en XVII Opuscules, 1882.
Alfabeto Christiano (escrito hacia 1537), en italiano, Venecia, 1545; en inglés, por Benjamin Barron Wiffen, 1861; el original español es desconocido.
Ciento i Diez Consideraciones divinas; todas las copias del original español fueron suprimidas por la Inquisición Española; treinta y nueve de las Consideraciones fueron publicadas con los Trataditos, desde un manuscrito de Viena.
Seven Doctrinal Letters (publicado originalmente con los Trataditos del manuscrito de Viena), en inglés por J. T. Betts, con los Opuscules.
Comentario Breve ... sobre la Epístola de San Pablo a los Romanes, Venecia, 1556 (editado por Juan Pérez de Pineda); reimpreso en 1856 en inglés por J. T. Betts, 1883.
Comentario Breve ... sobre la Primera Epístola de san Pablo a los Corintios, Venecia, 1557.
El Evangelio de San Mateo (texto y comentario), 1881, del manuscrito de Viena; en inglés por J. T. Betts, 1883.
El Salterio (Salmos del hebreo en español), publicado con los Trataditos del manuscrito de Viena.
Comentarios en español a los Salmos 1 a 41.
Se mencionan Comentarios al Evangelio de San Juan que no se han localizado o no existen.
Diálogo de la doctrina christiana


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